PINTANDO EL AMOR

PINTANDO EL AMOR

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Rodeada de mis óleos de colores contemplo el lienzo blanco, vacío todavía de cualquier presencia. He decidido pintar el amor, ese sentimiento tan esquivo y colorista que todo lo llena y lo vacía al mismo tiempo.  Así comienzo a velocidad pasmosa porque, de repente, le he visto la cara. De tanto soñarlo le he dibujado tu rostro con verde, amarillo y oro. Y allí me quedo un rato, recorriendo valles y montañas, un paisaje que me resulta muy conocido.

Me entretengo en los ojos que se abren poco a poco, encendiendo en el iris una mirada esmeralda y allí retengo esa luz que los ilumina con una gota blanca de plata. Terminada esta parte, abro camino con trazos firmes que se enganchan en el tobogán de una nariz lograda. Continúo descendiendo para columpiarme  en una sonrisa escarlata  que curva tus labios de noche estrellada. Con el pincel bien cargado de verde  esperanza y ocre dorado de promesas incumplidas, construyo el pelo que se dispara en mechones irisados de cristal y plata, y lo lleno de toques de sol y agua. Terminada mi obra la admiro con embeleso.

Y la observo, la examino y la vuelvo a contemplar, hechizada. Y, sin querer, mis ojos encienden una llama de deseo que rodea la imagen prendiendo en esa orografía de alta montaña. En un instante el amor asoma la cara y cobra vida, sale del cuadro y me regala tu sonrisa descarada. Se da la vuelta y, tarde ya, veo sus alas. Se mueve rápido y escapa por la ventana.

Sin ti amor, otra vez sola y dos veces abandonada.

913068angeles bouguereau

Un comentario sobre “PINTANDO EL AMOR

  1. Muy delicado y melancólico, tus detalles hacen que imaginemos que cara amable y bella podría tener el amor. Hay pinturas que lo dicen todo y hay relatos que reflejan la imagen más hermosa.

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